sábado, 2 de abril de 2011

Ser Bueno en Momentos Dificiles

Miquel Lladó, ex presidente de Bimbo, ha estado muy implicado en AIESEC (cosa que no sabía), en KPMG, en Pepsico y en Bimbo. Actualmente es asesor, lecturer del IESE y presidente de Dale Carnegie en España. No cree que para ser DG uno tenga que ser un cabrón.

Bill Derenger, actualmente DG de Prisa Brand Solutions y antes Consejero Delegado de Kellog en España: “Un DG cabrón es el que es mala persona… y sinceramente no creo necesario ser mala persona para llegar a ser DG”.

Ricardo Currás, presidente de Día%: “para ser un buen DG hay que trabajarlo día a día”. Para él, un cabrón es alguien que considera a las personas meros instrumentos. “El entorno es un aspecto clave. Si uno sufre cabronadas siempre acaba convirtiéndose en cabrón. El cabronazgo es altamente contagioso. Por eso hay que procurar no verlo”.

Benito Vázquez, Consejero Delegado de Everis (elegido por los propios socios de la firma): “Un cabrón es el que no respeta a los demás, el que no tiene consideración a los demás”. “Creo firmemente que la mejor manera de ser un buen ejecutivo, la forma más sostenible, es no siendo un cabrón”. “El miedo achanta y frena decisiones”.

Buen intento el de Antonio y Sofía, autores del libro. En realidad, todos los entrevistados contestan negativamente a la pregunta de la portada. Un servidor ha tenido el privilegio de trabajar con Miquel Lladó y con su equipo en Bimbo (y con el de su sucesor y el DRH de ambos, Santiago Ruete, una de las mejores personas que conozco), de trabajar en Sanitas (especialmente en la etapa de Jaime Pereira, otro gran humanista, como DRH) y en Kellog antes de Bill, con Bill y después de Bill (mi homenaje a la anterior DRH, Dolores Sarrión, y la actual, Susana Gómez, que son dos grandes personas, con la sonrisa por delante). En todos esos casos, más allá de una entrevista puntual, con la experiencia de horas y horas de trabajo juntos, me consta que son grandes personas. Como muy buenas personas son el presidente de Vodafone (Francisco Román), de PwC (Carlos Mas), de Kinépolis (Manu Claessens), el DG de Banesto (Adolfo Ramírez), el ex DG e Unión Fenosa (José María Vázquez Pena) y tantos y tantos primeros ejecutivos que uno ha tratado a lo largo de los últimos 25 años.

Claro que, dedicándome al Liderazgo y no al Cabronazgo, es normal que haya estado con los que apuestan por el talento y el desarrollo. El dato que manejamos es que los “jefes tóxicos” (un término menos hiriente que el de cabrón, que define el diccionario como “que hace malas pasadas o resulta molesto”) son el 36% de nuestros directivos y los auténticos líderes apenas un 16% (uno/una de cada seis). Por tanto, la calidad directiva deja mucho que desear, pero no suele ser por maldad sino por ignorancia, por incompetencia. No es cuestión de carácter, sino de aptitud y actitud.

El libro de Antonio y Sofía me ha recordado el de “Mi jefe es un psicópata” de Iñaki Piñuel. El profesor Piñuel cree que las empresas con su competitividad crean psicópatas. Particularmente, un servidor opina que la cultura de determinadas organizaciones permite que asciendan psicópatas, personas sin emociones hacia los demás con fama de pragmáticos, pero no necesariamente los crean.

En todo esto del cabronazgo estoy con Phillip Zimbardo, el sociólogo autor de “El efecto Lucifer” (sus vídeos en Youtube son estupendos). Es una cuestión de contexto. Según la situación damos lo mejor y lo peor de nosotros mismos.

En fin, no sé qué opinarás tú. Me gustaría leer tus reflexiones en los comentarios a este blog.

Mis agradecimientos de hoy a todas las buenas jefas y los buenos jefes, líderes de verdad, que hacen felices a sus colaboradores en momentos tan difíciles y que no se comportan como canallas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario