sábado, 5 de febrero de 2011

Escapar de la Rutina Laboral

Cómo escapar de la rutina laboral

El aburrimiento y la repetición de tareas afectan a los ejecutivos. Jaqueados por las exigencias, sienten que no les queda energía para desarrollar su creatividad. Especialistas coinciden en que esta sensación también se instala en las posiciones más altas de las organizaciones Los profesionales quieren escapar de la rutina laboral

Los trabajos se repiten, el desafío de ayer, hoy se volvió rutina y los profesionales se descubren de pronto atrapados en sus propios puestos. La sensación tiene que ver con un plus de creatividad que las exigencias cotidianas no permiten desarrollar dentro de la empresa y va más allá del valor que la persona le pueda asignar a las jerarquías o a los incentivos materiales.

Mientras los gurúes del management y los recursos humanos se empeñan en desterrar la imagen del operario condenado a repetir mecánicamente su rol en la cinta de montaje, la percepción que los empleados tienen de su propia rutina laboral no dista mucho de aquel paradigma que Charles Chaplin inmortalizó en “Tiempos modernos”.

Sin embargo, cuando se trata de puestos de mayor responsabilidad, los grandes problemas parecen ser otros. Estrés, presión excesiva y adicción al trabajo son los principales fantasmas con los que deben convivir los ejecutivos y, en una primera mirada, no parece que tuvieran algo que ver con el aburrimiento.

Pero la rutina también se instala en las posiciones más altas de las organizaciones. La razón: estos cargos suelen estar ocupados por profesionales proactivos, para quienes sentarse en el sillón del número uno termina siendo una barrera que les impiden canalizar toda su energía y su capacidad creativa.

En la actualidad, los altos ejecutivos se sienten prisioneros de la inmediatez. Condenados a resolver las urgencias de cada día, sufren la falta de tiempo y el agotamiento que les impide pensar iniciativas de largo plazo, generar nuevas ideas, emprender. Tarde o temprano aparece la pregunta: “¿Y ahora qué?”.

La incertidumbre puede hacer tambalear a quienes se han preparado durante años para ocupar ese puesto que, de un día para el otro, se convirtió en una “jaula de oro”.

Pero los psicólogos aseguran que esa interrogación es el primer paso para salir adelante. La búsqueda de respuestas implicará adentrarse por algunos pasadizos de los que no se saldrá mejor ni peor, pero sí diferente.
escapa de la rutinaTedio

El aburrimiento parece ser tan viejo como la humanidad misma. Ya los griegos hablaban de la “anía” y los romanos del “taedium”. En las cortes europeas muchos aristócratas fueron los primeros en hartarse de los banquetes y las rutinas palaciegas.

A partir de estos antecedentes, las sociedades occidentales modernas se abocardon a combatir la rutina como nunca antes, a través de una creciente industria del entretenimiento, que busca llenar ese vacío tan propio de los seres humanos.

Al mismo tiempo, en el ámbito laboral, el aburrimiento y la monotonía aparecen como lo opuesto a la motivación. En general, se relacionan con un sentimiento de insatisfacción derivado de la falta de progreso en lo que se hace o de la imposibilidad de innovar y llevar adelante nuevos proyectos.

Para el psicólogo Martín Sandoval, titular de MS Coach y asesor de directivos, “el aburrimiento se da en todas las esferas de la vida y en todos los niveles ejecutivos, desde un asistente hasta un director”.

Sandoval aseguró que la sensación de haber caído en la monotonía se vincula a las personalidades más ambiciosas y proactivas, que rápidamente se sienten frustradas “a partir de la repetición de actividades, de los mismos rituales y las mismas rutinas”.

En tanto, la especialista en desarrollo de carrera Ana María Gueli Enríquez vinculó el aburrimiento en los puestos directivos con “la queja del profesional que ya sabe todo lo que debería, que hace todos los días el mismo trabajo, que se siente coartado en sus proyectos y limitado por la cultura de la empresa”.

Sin embargo, para Gueli Enríquez, el aburrimiento es parte de un fenómeno más amplio que incluye “el desencanto laboral, porque el puesto no responde a lo que inicialmente se pactó, o lo que el profesional recibe de la empresa no está a la altura de sus expectativas”.

El perfil de la compañía, en este punto, juega un rol más que fundamental como motivador o desalentador de los nuevo proyectos de sus profesionales. Horacio Boccacci, director de Castriota RRHH, coincidió con esta visión y destacó que “hay aburrimiento en una organización aburrida”.

“Romper rutinas implica pensar distinto y hacer distinto; la gente de una organización pensante en todo nivel, no se aburre, se divierte, toma desafíos y los supera”, agregó.

La personalidad y el estilo de la persona también van a ser factores determinantes para definir si, desde su puesto, buscará la ruptura o aceptará la rutina como una alternativa segura dentro de la cultura de la organización.

“Pero -aclaró Boccacci- hay que analizar qué tanto se permite a los altos directivos hacer algo distinto y estar en el frente de batalla, y qué tanto se los obliga a estar en el escritorio, llenando reportes, conectándose con inversores, vicepresidentes y dando explicaciones.”
Alertas
De acuerdo con el diagnóstico que realizaron destacados psicólogos organizacionales, existe una serie de rasgos relacionados con las actividades de los altos directivos que pueden desencadenar una crisis de aburrimiento. Los principales factores pueden resumirse en los siguientes dos grandes aspectos:

* Exceso de tareas La acumulación de trabajo y la sensación de que las actividades no se terminan, a pesar del empeño dedicado en resolver las, funcionan en un principio como fuente de angustia. Pero luego pueden conformar un escenario rutinario. La idea de que “da lo mismo” hacer o no hacer porque el caos no se resuelve genera desencanto y, a la larga, se desencadena en aburrimiento.
* Ausencia de progreso Los altos directivos suelen enfrentarse, especialmente en épocas de crisis, a tareas desagradables, en las que el éxito reside en sobrevivir pero no queda lugar para el desarrollo de nuevas iniciativas. Por otro lado, a nivel personal aparece el desánimo y la sensación de estar traicionando la propia vocación.

Los psicólogos y especialistas en recursos humanos coincidieron en señalar que el síntoma que permite detectar el momento en que la rutina se ha instalado en la vida profesional es la abulia. Este término resume la falta de voluntad, de entusiasmo y de motivación para realizar las tareas cotidianas.

Según Leonardo Sarquis, CEO regional de Seminis, una compañía multinacional que produce semillas y que forma parte del grupo Monsanto, “en las posiciones de alta dirección muchas veces aparece la soledad del poder y eso nos hace sentir que sólo los ejecutivos resolvemos cuestiones de rutina”.

“Uno se la pasa atajando penales, porque entre la planificación y el día a día hay un mix de cosas que hace que uno esté con mucha adrenalina todo el tiempo”, indicó.

Para el ejecutivo, “la clave para evitar caer en la rutina es la automotivación, no sólo para el trabajo del día sino también en lo personal, porque es lo que permite estar siempre mirando como hacer las cosas mejor y evitar el desgaste”.


escapa de la rutinaDeserción
Alejandro Melamed, especialista con una extensa carrera en la gestión de recursos humanos y el desarrollo de altos ejecutivos, comenzó a preocuparse por las exigencias cada vez mayores que sufren los profesionales: investigó el tema en profundidad, se entrevistó con directivos y empresarios y recientemente publicó sus ideas en un libro.



Empresas depredadoras en pocos meses se ganó un lugar en las listas de best sellers, y volvió a poner en el centro del debate la necesidad de adaptar las estructuras organizacionales a las nuevas necesidades de los profesionales.

Para Melamed, lo que agobia a los ejecutivos no es el aburrimiento sino “la saturación por tener que ocuparse de muchas tareas operativas que restan tiempo y energía a las verdaderamente desafiantes, que son las estratégicas. Los profesionales tienen la fantasía de que al llegar a posiciones altas en las organizaciones no tendrán que realizar más estas actividades, sin embargo toda persona siempre tiene un jefe a quien se debe responder”, detalló el especialista.

De acuerdo con la opinión de Melamed, ni siquiera los CEO están exentos de esa presión, porque de manera regular deben responder ante los consejos de dirección, que a su vez rinden cuentas frente a los accionistas.

El directivo aseguró que este tipo de situaciones suelen dar lugar a lo que se conoce como “executive dropout” -“deserción ejecutiva”-: altos ejecutivos que de manera imprevista abandonan su cargo y una exitosa carrera profesional para dedicarse a actividades más tranquilas.

Como ejemplo, Melamed refirió dos casos que logró reseñar y que incluyó en su libro Empresas depredadoras. El primero fue el del director comercial de una compañía multinacional de consumo masivo, con una carrera veloz y exitosa, que un día se presentó ante su jefe y le presentó su renuncia. El motivo: quería dedicarse a su esposa y a sus hijos.

En otra multinacional del rubro alimentario, una joven de 29 años, identificada como “de altísimo potencial” y gerente de un producto estrella, decidió dar un golpe de timón. En su entrevista de egreso la ejecutiva explicó: “No soporto más este ritmo, estoy quemada. Voy a ponerme un restaurante con unos amigos en la playa”.

Lo que los lleva a rompe

r con todo de un día para el otro “no es sólo la rutina y el aburrimiento, sino la saturación de un estilo de vida del que quieren distanciarse”, subrayó Melamed.

Equilibrio En los últimos años, al mismo tiempo que se redujo el tiempo de duración de los directivos en sus cargos, creció la cantidad de profesionales que aseguraron que no aceptarían un ascenso a los más altos niveles de la organización.

De acuerdo con la última edición del informe global llamado “CEO Capital”, realizado por Burson Marsteller junto con el Economist Intelligence Unit (EIU), al 54% de los ejecutivos no le interesa llegar a ser gerente general de la compañía en la que trabaja.

La principal razón que dan los profesionales para explicar su negativa a ocupar posiciones más altas es la falta de equilibrio entre desarrollo profesional y vida familiar que implica este tipo de puestos. Sin embargo, para los especialistas consultados no se trata sólo de encontrar una armonía entre los laboral y lo personal, ni tampoco de evitar “quemarse” en el trabajo.

Lo que ha cambiado son las prioridades de los profesionales y la explicación para el aburrimiento tiene que ver con las posibilidades de satisfacer las nuevas expectativas.

Para Cristina Mejías, experta en selección para puestos directivos y en recursos humanos, “los ejecutivos se quejan de la rutina y el aburrimiento, pero en realidad lo que están pidiendo es calidad de vida”.

“Al contratar a profesionales y ejecutivos se busca un equilibrio entre conocimiento, experiencia y estabilidad emocional, pero cuando finalmente se los toma y los profesionales se ponen a trabajar, ese equilibrio se quiebra y la empresa tritura al ejecutivo”, detalló Mejías.

En el mismo sentido, Gueli Enríquez señaló que “la falta de conciliación entre la vida personal y laboral, lleva a un aburrimiento pero no ya en la empresa sino también fuera de ella. Esto produce descontento y deseos de cambio”.
escapa de la rutina
Desafíos
La percepción del trabajo como una rutina que combina la presión con la imposibilidad de mirar a largo plazo y desarrollarse el potencial creativo, muchas veces lleva a los ejecutivos a considerar nuevas propuestas que, sin llegar al extremo del “dropout”, pueden servir para brindar un poco de oxígeno a la carrera profesional.



Las alternativas en la búsqueda de nuevos horizontes son múltiples e incluyen tanto la aceptación de nuevas ofertas de trabajo en relación de dependencia, como la puesta en marcha de un emprendimiento propio.

Ricardo Bäcker, gerente para Cono Sur de Korn Ferry -uno de las consultoras líderes globales en reclutamiento ejecutivo-, indicó que “posiblemente un 60 por ciento de los directivos siente que ya no tienen nuevos desafíos, y eso aumentó muchísimo la predisposición a considerar seriamente otras alternativas”.

Para el especialista, “al menos un tercio de aquel porcentaje terminará yéndose de la compañía a la que pertenece”.


Factores
El alejamiento suele estar acompañado de un deterioro en las condiciones económicas, pero en estos casos el ingreso no es el factor que inclina la balanza para tomar aquella determinación. “En muchas oportunidades vimos casos en los que una propuesta que contenga un desafío puede ser aceptada aunque no implique una mejora en lo económico”, reveló Bäcker.



En el mismo sentido, el especialista Alejandro Melamed, detalló que “cada vez son más visibles los casos en los que a la hora de elegir una propuesta laboral se ponderan muchos factores que son ajenos a las pretensiones económicas”.

“El tener un desafío profesional y un reto muchas veces es el elemento clave al momento de tomar la decisión de aceptar o no una posición determinada”, concluyó.


escapa de la rutinaRespuestas

Para las empresas, la necesidad de dar respuesta a los reclamos de sus ejecutivos y no permitir que se sientan estancados comienza a ser una prioridad en términos de retención. A nivel global, los consejos de los expertos para las compañías apuntan hacia la flexibilidad como un objetivo central.

Para responder a las nuevas demandas las organizaciones tendrán que generar estructuras menos verticalistas y redefinir el organigrama corporativo hacia un modelo más descentralizado y horizontal.

La idea es que los profesionales puedan transitar las distintas áreas o unidades de los negocios a partir de sus propios intereses, sin que estén obligados a participar de la carrera por llegar a la cima de la pirámide corporativa.

De acuerdo con un estudio de la consultora global Otto Walter, realizada entre más de 1.300 profesionales, la principal razón que lleva a un ejecutivo calificado a permanecer o también a abandonar la compañía en la que trabaja es el “salario emocional”.

Dentro de este rubro se incluyen la justicia y la coherencia en la empresa. Aunque también aparecen la calidad de dirección del negocio y las posibilidades de acceder a nuevos desafíos, todo ello manteniendo un balance entre el trabajo y la vida personal.

El reclamo se orienta cada vez más hacia la posibilidad de canalizar la creatividad en el marco de estructuras empresariales más flexibles, que permitan la innovación y el desarrollo de proyectos propios dentro de la organización.

Al mismo tiempo, la personalidad de los ejecutivos y de los profesionales es determinante para aprovechar las brechas que va dejando el organigrama o, inclusive, para generar alternativas diferentes.

Javier Tabakman, director de Capital Humano de Mercer HR Consulting, consideró que la clave para escapar de las limitaciones que impone el día a día en la empresa “está en la impronta personal.

“El ocupante es el que determina el alcance de la función y, si la persona es inquieta y creativa, siempre va a encontrar nuevos desafíos”, agregó.

Asimismo, el especialista relacionó la posibilidad de innovar para salir de la rutina con las oportunidades de negocios que brinda el contexto socioeconómico. “Con una economía en expansión como la que hay actualmente en la Argentina siempre es posible encontrar nuevos desafíos en la carrera corporativa”, aseguró Tabakman, desde Mercer HR Consulting.
escapa de la rutinaLibres

A medida que el crecimiento económico se acelera y aumentan las oportunidades de negocios, también se multiplican las batallas por captar los talentos entre las propias compañías. Más de diez años después del estallido de la burbuja de Internet, el paso hacia una economía cuyo núcleo se encuentra en la producción de intangibles parece mucho más cercano.

De acuerdo con los datos de la consultora global Accenture, la participación de este tipo de empresas desligadas de la producción industrial entre las firmas que conforman el ranking S&P500 creció del 20% en 1980 al 80% en la actualidad.

Para Daniel Pink, uno de los gurúes del management norteamericano y autor del libro Una nación de agentes libres, la clave de la nueva economía va a estar dada por la multiplicación de los trabajadores independientes.

Pink aseguró que en la actualidad hay cerca de 30 millones de profesionales que trabajan por su cuenta en los Estados Unidos y consideró que este fenómeno ya está transformando las relaciones laborales y la sociedad en general.

En tanto, Luis María Cravino, de AO Consulting, aseguró que “en los puestos altos se puede perder capacidad de aprendizaje y libertad, por eso muchas personas eligen pasar a un emprendimiento propio o a una pequeña o mediana empresa”.

El consultor coincidió con algunas de las ideas de Pink sobre los “agentes libres”, pero aclaró que “hay personas a las que aquella falta de libertad no les duele tanto: un 50 por ciento de la gente no se lo plantea jamás”.

No obstante, para los ejecutivos y profesionales que sí valoran de un modo especial la posibilidad de realizar un proyecto propio, la alternativa es lograr, en cierto momento de la vida, un cambio de dirección que permita recuperar el orgullo de realizar la propia actividad.

De lo contrario, Cravino afirmó que “habrá que esperar que los elefantes aprendan a bailar” y confiar en que las organizaciones generen nuevos canales de motivación a través del mentoring, el emprendedorismo interno o las tareas educativas y las de capacitación.
escapa de la rutinaSalida

Los gerentes más jóvenes tienen la oportunidad y a la vez el desafío de construir un nuevo modelo y evitar caer en los mismos errores que los profesionales de una generación anterior.

La rutina, el estrés, la adicción al trabajo y la falta de motivación son elementos íntimamente relacionados. De hecho, la mayoría de los ejecutivos confiesan haber pasado por cada uno de esos estados. El denominador común tiene que ver con el tipo de relación que une a los profesionales con su trabajo y con la capacidad personal para encontrar un equilibrio.

También las compañías muestran un comportamiento contradictorio que no contribuye a aclarar el panorama de los ejecutivos. Por un lado, se les exige a los ejecutivos que sean innovadores, que no caigan en la desalentadora rutina y que también estén predispuestos al cambio. Pero al mismo tiempo se los satura de responsabilidades rutinarias, que les impiden desviar la mirada del día a día y poder trazar estrategias a largo plazo.

En este estado de cosas, uno de los aspectos que más llamó la atención de los especialistas consultados por INFOBAE profesional fue la tendencia de los profesionales y de los ejecutivos a trabajar sobre estos temas en absoluta soledad, como si estuvieran embarcados en una pelea con un demonio interno de la que nadie tiene que enterarse.

El fantasma del desprestigio y especialmente de la imposibilidad de mostrar un flanco débil también son algunos de los estigmas que acompañan el desarrollo profesional de los altos ejecutivos.

Así, en la intimidad del día a día, los profesionales luchan por “automotivarse”, por “mantener el compromiso” y también en la necesidad de “encontrar alternativas para no caer en el aburrimiento”.

Estos caminos son válidos y pueden funcionar en muchos casos. No obstante, para los psicólogos, la fortaleza de la que hacen gala los profesionales y ejecutivos más brillantes, esconde en realidad una gran debilidad: se sienten solos y no confían lo suficiente como para pedir ayuda a alguien.

Por eso, cuando el aburrimiento y la sensación de encierro persisten en el pensamiento de los profesionales y ejecutivos, es necesario identificar si la queja por la rutina no es en realidad el emergente de un cuadro marcado por la angustia y la depresión.

Desde las organizaciones no hay respuesta para este tipo de inconvenientes. Más bien suelen mostrarse sorprendidas cuando, de un día para el otro, sus ejecutivos toman la decisión de irse en busca de otros y nuevos desafíos.

Para evitar esa “sorpresa”, los especialistas coinciden en la necesidad de sincerar la relación de los profesionales con las compañías para desarrollar personas más sanas y equilibradas, capaces de ejercer un liderazgo a largo plazo.

Mientras tanto, los ejecutivos se enfrentan al desafío de encontrar sus verdaderas fuentes de motivación y descubrir nuevos proyectos -dentro o fuera de las corporaciones-, a los que realmente sientan como propios.

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